Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


1662
Legislatura: 1899-1900 (Cortes de 1899 a 1901)
Sesión: 10 de junio de 1899
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 8, 120
Tema: Admisión del Sr. Morayta como Diputado

El Sr. SAGASTA (D. Práxedes Mateo): El estado de la Cámara en estos momentos, muestra bien la gravedad de la cuestión; gravedad tan grande, que yo creo que ha ofuscado la clara inteligencia del Sr. Presidente del Consejo de Ministros. (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: Pido la palabra.) Yo no entiendo a S. S. Se trata de una cuestión verdaderamente constitucional, la primera de todas las cuestiones constitucionales que afectan al régimen parlamentario, porque se refiere, primero, a la inmunidad del Diputado, del representante de la Nación, y después, a la prerrogativa más alta que pueden ejercer las Cortes del Reino, al acto de soberanía más grande que pueden realizar, cual es el de expulsar de la Cámara a un Diputado elegido por el pueblo. No hay cuestión, Sres. Diputados, no hay problema más grande que la cuestión y el problema que está planteado esta tarde. Y teniendo esa magnitud, esta cuestión y este problema, ¿cómo el Jefe desgobierno, el Presidente del Consejo de Ministros, puede excusarse de dar su opinión? (Rumores.- (El Sr. Azcárate: ¿Qué le pasa al Sr. Ministro de la Gobernación?- El Sr. Ministro de la Gobernación: Me admiro, Sr. Azcárate, de que no se entiendan cosas tan claras como las que ha dicho el Sr. Presidente del Consejo.) Pero es tanto más grave esto, cuanto que el Sr. Presidente del Consejo, en una de las cuestiones más graves que pueden ocurrir en el régimen vigente, no sólo deja en libertad completa a la mayoría, no sólo no la dirige, no sólo no la dice lo que debe hacer, sino que además tiene el atrevimiento de dejar toda la responsabilidad de esta cuestión a las minorías. ¿Se puede dar anomalía mayor? (Grandes rumores.) El Sr. Silvela dice: vosotros, señores de la oposición, sois los responsables. ¿Y la mayoría? ¿Qué va a hacer la mayoría? ¿Va a votar? Pues entonces ¿Dónde está la responsabilidad de las minorías? ¿Es que la mayoría va a hacer lo que S. S., abstenerse? ¡Ah! Está bien, entonces, claro está la responsabilidad será de las minorías. Si el Sr. Presidente del Consejo abdica sus poderes, si abandona el poder de la mayoría y lo entrega a las minorías, las minorías sabrán cumplir con su deber, ya que la mayoría, por indicación del Sr. Presidente del Consejo, no cumple el suyo. (Aplausos y protestas.)

Pero además, hay aquí una cosa gravísima. No sólo veo yo en una indiferencia, en una abstracción y en un aislamiento incomprensibles al Sr. Presidente del Consejo en este punto, sino que veo también que en el momento en que se va a votar el acuerdo más grave que pueda tomar el Parlamento, su Presidente abandona el sillón para dejarle a un Vicepresidente.(Rumores).

Es decir, que no sólo se abstiene el Sr. Presidente del Consejo de Ministros, sino que se abstiene el Presidente de la Cámara; deja la responsabilidad de una cuestión tan importante, de un acuerdo de tanta trascendencia, a la mayoría sin dirección, sin nada, para que haga lo que tenga por conveniente; esa mayoría que por lo anónima es irresponsable. Tome S. S. las riendas del Gobierno, que no las puede dejar aquí, ni fuera de aquí, y haga que cada cual cumpla con su deber; y el deber que tienen las mayorías es, el admitir a los Diputados y aceptar la responsabilidad de sus actos en el Parlamento, porque ellas, lo mismo que las minorías, son de todo punto responsables. Después de todo, las minorías aceptan con gusto la responsabilidad que les corresponda, pero no pueden consentir que la mayoría se abstenga para evitar responsabilidades.



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL